Un equipo de
neurocientíficos de EE UU ha analizado en directo el cerebro de ratones que
experimentaban dolor o placer gracias a nuevas técnicas de neuroimagen. Los
resultados muestran que los circuitos cerebrales que controlan las experiencias
positivas y negativas están conectados y pueden anularse unos a otros. Las
experiencias dolorosas no solo serían malas por sí mismas sino que además
debilitarían la capacidad para procesar nuevas sensaciones agradables. Esto
puede tener importantes implicaciones para el estudio de trastornos como la
ansiedad, la depresión o la adicción a las drogas que podrían originarse cuando
estas conexiones se desbaratan.
Hasta ahora, la mayoría de estudios mostraban que el cerebro
usa una sola parte para codificar experiencias buenas y malas: la amígdala
basolateral. El estudio desvela que ambos circuitos, formados por miles de
neuronas, parten de este lugar para bifurcarse a través de sinapsis, o
conexiones con otras neuronas, en partes del cerebro específicas para buenos
recuerdos y sentimientos de recompensa (el núcleo accumbens) o dolor y miedo
(la amígdala centromedial).
No hay comentarios:
Publicar un comentario