miércoles, 29 de abril de 2015

Cómo se ve el placer y el dolor en el cerebro.

Un  equipo de neurocientíficos de EE UU ha analizado en directo el cerebro de ratones que experimentaban dolor o placer gracias a nuevas técnicas de neuroimagen. Los resultados muestran que los circuitos cerebrales que controlan las experiencias positivas y negativas están conectados y pueden anularse unos a otros. Las experiencias dolorosas no solo serían malas por sí mismas sino que además debilitarían la capacidad para procesar nuevas sensaciones agradables. Esto puede tener importantes implicaciones para el estudio de trastornos como la ansiedad, la depresión o la adicción a las drogas que podrían originarse cuando estas conexiones se desbaratan.


Hasta ahora, la mayoría de estudios mostraban que el cerebro usa una sola parte para codificar experiencias buenas y malas: la amígdala basolateral. El estudio desvela que ambos circuitos, formados por miles de neuronas, parten de este lugar para bifurcarse a través de sinapsis, o conexiones con otras neuronas, en partes del cerebro específicas para buenos recuerdos y sentimientos de recompensa (el núcleo accumbens) o dolor y miedo (la amígdala centromedial).

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